¿Cuántas veces te sientes juzgado en tus relaciones? ¿Y cuántas tratas de ayudar, corrigiendo, a tus seres queridos? ¿Has pensado cómo se sienten ellos al ser corregidos?
Indice de contenidos
Las dos caras de la moneda
Por un lado, las personas que nos han querido desde pequeños, han tratado de enseñarnos y transmitirnos sus valores, sus principios y las formas que ellos conocían para vivir y ser felices. Para ello nos corregían cuando nos salíamos del camino «correcto». Unos decidían revelarse y exagerar más sus conductas. Otros fuimos más complacientes y aceptábamos esas correcciones.
Pero… ¿cómo nos hacían sentir? Aunque conscientemente ni te lo planteases (eran otros tiempos y había cosas que no se cuestionaban), es posible que sintieses emociones de rabia, frustración, miedo…
Por otro lado, nosotros también queremos que nuestra pareja, hijos, amigos, familiares… sean felices y vivan bien. Y eso nos lleva, en muchos casos, a tratar de corregir sus ideas y sus acciones. Con este vídeo sólo pretendo llevarte a dos reflexiones:
- ¿Qué sentimientos pueden estar ocurriendo en esa persona a la que tratas de «mejorar»?
- ¿Expresas a tu pareja, padres, hijo… cómo te sientes cuando te corrige?
Este vídeo contiene una reflexión de Jeff Foster, autor y conferenciante sobre espiritualidad.
Nota mental: No juzgar
Cuando corregimos, inconscientemente, estamos juzgando. Y lo hacemos en base a unos valores y unas normas que son las nuestras. Que creemos que son las correctas (las famosas creencias). Pero no son las únicas. Ni las mejores. Cada uno tenemos unas necesidades. Y cada uno estamos en un proceso único, con una historia diferente, y unas metas muy personales.
Esta reflexión causó un gran impacto en mí. Como pareja, como hijo, como terapeuta y como coach. Muchas veces he tratado de ayudar a mi gente mostrando otro camino, enseñando mejores opciones… y queriendo convencer… por su bien…
Hace tiempo que dejé de hacerlo en mis procesos de coaching. Nunca hay juicios, y la persona que comienza se siente segura, ya que venía con miedos y sintiéndose vulnerable.
Pero en la vida personal, lo reconozco, a veces no lo controlo. Sobre todo con esas personas más cercanas, a las que más quiero y con las que me siento más seguro. Por eso he escrito este post y he hecho ese vídeo, para recordármelo y tenerlo más presente. Y si, además, a ti también te ayuda, me sentiré muy feliz.
También es Inteligencia Emocional
Este amor incondicional es muy sano para tu mente. Y para tu cuerpo.
Al dejar de pretender cambiar a otros, disminuyen tus expectativas, y con ello la frustración que sientes cuando no lo consigues. Estás cambiando emociones de tristeza o rabia por verdadero amor, entendido como la emoción que surge en ti cuando te permites ser como tú eres y, al mismo tiempo, permites al otro ser como él es.
Para comprometerte a no juzgar, quizá te ayude recordar que ese aparente «desapego» es muy sano para tu organismo.
Si te ha parecido interesante esta reflexión, te invito a que la compartas y permitas a otras personas unos momentos de reflexión. Puedes hacerlo haciendo click en los botones de las redes sociales de abajo. A mí me llegó en el momento justo para recordarlo, y me ayudó. Al compartir, puedes estar ayudando a gente como yo, y quizá, como tú.
Y si te apetece hacer algún comentario al respecto, ya sabes que los contesto a todos.
Un abrazo,
Eduardo.
Gracias Eduardo por tu labor divulgativa y formativa. Pues, sí , me ha hecho reflexionar y me viene muy bien esta lectura en estos momentos, principalmente, en mi relación de pareja con la que lo he compartido también.
Un saludo.
Hola Micaela.
A todos nos viene bien ser conscientes de las repercusiones que pueden estar teniendo nuestros actos. Y del origen de las emociones que nos producen los actos de los demás. Ser consciente es el primer paso para poder evolucionar. Eres muy generosa por comportarlo y seguir evolucionando.
Muchas gracias.
Eduardo.
Hola Eduardo,
He leido tu post y he visto tu vídeo, pero no sé si llego a entenderlo.
Yo soy una persona muy protectora con mis seres queridos, y me resulta imposible no ayudarles dándoles mi opinión o mi consejo.
A mi no me importa recibir la opinión de otras personas, pero entiendo que cuando se cuestiona todo lo que haces, empiezas a perder tu autoestima y tu independencia.
Me parece que hay una línea muy delgada, y no me gustaría minar a mis seres queridos, pero tampoco quiero que se equivoquen. ¿Qué puedo hacer?
Muchas gracias por tus post!!
Hola Louis.
No sabes lo bien que te entiendo. Es esa línea delgada la que en su día me hicieron ver que había sobrepasado y que me llevó a escribir este post.
Muchas veces tratamos de ayudar, dando nuestras opiniones y consejos, incluso cuando no nos los piden. Al pensar que nuestra visión es la válida, y que les puede servir, podemos estar transmitiendo, consciente o inconscientemente, la intención de hacer que la otra persona la hagan suya. Nuestra intención puede ser evitarles un sufrimiento, un esfuerzo… Pero conviene que tengamos presente que cada uno usamos filtros diferentes, y que todos necesitamos experimentar y sacar nuestras propias conclusiones, o expresarnos conforme a nuestra identidad.
Lo que quiero transmitir es que es importante tener presente las emociones que podemos estar causando en la otra persona al hacerle llegar nuestra «ayuda». Al igual que es importante expresar nuestras emociones cuando alguien trata de ayudarnos y nos sentimos «presionados», «juzgados» o «evaluados».
Espero haberte aportado algo más de reflexión.
Un abrazo,
Eduardo.
Muy buen articulo Eduardo, me encanto tu autenticidad, tu forma de transmitir. Me siento reflejada en lo que dices. Hasta que me vinieron en mente mis padres en cuando vi el video. Yo quería agradarles para conseguir su amor. O por lo menos así pensaba de pequeña. Después muchas veces yo misma he querido enseñar que alguien de mi familia se equivoca o pensaba que está sufriendo haciendo algo que a mí me parecía mal, corregirles. Pienso también que necesitamos permitir a nosotros mismos y las personas de nuestro circulo mas cercano ser como son, sin juzgarles. Ser compasivo e intentar comunicarnos con más delicadeza. Porque tienes toda la razón a veces no vemos y no damos cuenta que daño les podemos hacer. Hay que practicar el amor incondicional más cada día, verdad? Gracias por recordármelo. Un abrazo.
Hola Elena.
Así es, con vemos sufrir a las personas que queremos es cuando se hace más difícil. Es bueno recordar este mensaje para encontrar ese equilibrio entre dar apoyo y amor, sin meter más presión a esa persona.
Muchas gracias por tu sincero comentario.
Un abrazo,
Eduardo.