¿Sientes que te pasas el día apagando fuegos? ¿Te has dado cuenta de que la mayoría de tus decisiones son en respuesta a lo que te va ocurriendo en el día, y no tienes tiempo de planificar o decidir con antelación?
Entonces estás en un estado reactivo. Pero tienes otra opción: el estado proactivo. Ojo! No sólo es aplicable al trabajo. En tus relaciones más personales también existe una gran diferencia entre estos dos estados. Conocerlo te puede ahorrar más de un disgusto.
Te presento en este artículo esta sencilla clasificación.Conocerla te vendrá bien para que puedas observar en qué estado estás y cómo te sientes en cada uno de los dos posibles.
Indice de contenidos
1. ESTADO REACTIVO
Estamos en este estado cuando tenemos la sensación de que otros controlan nuestra vida. Puede ser tu agenda de trabajo, tu jefe y sus decisiones, tu pareja y sus estados de ánimos, tus hijos y las cosas que les vas pasando… En este estado vamos tomando decisiones a medida que van surgiendo los «problemas». Pueden ser problemas o pueden ser simplemente necesidades de otras personas. De una u otra forma queremos que estén en nuestras vidas, y por ello nos sentimos obligados, muchas veces inconscientemente, a satisfacer sus necesidades, como si de una urgencia se tratase. Anteponemos sus requerimientos a los nuestros propios.
Este estado supone un gran desgaste, porque todos tenemos muchos problemas y muchas necesidades. Hay mucha gente que necesita traspasar sus estados negativos, su estrés y sus obligaciones a los que les rodean. De hecho, muchos podemos caer en ese patrón en según qué circunstancias.
Si estás en estado reactivo, tiendes a dejar que esos temas de otros entren dentro de tus prioridades. No imagines grandes problemas o grandes favores que te piden de vez en cuando. Es mucho más habitual de lo que nos damos cuenta. Tener la tendencia de responder en seguida a un mensaje de WhatsApp o a un email forma parte de este estado reactivo.
El problema es que das prioridad a eso que consideras urgente, y te olvidas de lo importante.
¿Y qué es lo importante?
Pues aquello que realmente va a traer cambios importantes para ti, o simplemente te va a permitir mantener el estado de bienestar que ya has alcanzado.
Si para sentirte tranquilo y sin estrés necesitas hacer determinadas tareas antes de irte del trabajo, eso es una prioridad para ti. Posiblemente tu descanso nocturno se vea influido por este hecho. Por eso será muy importante que procures tener muy presente qué es lo importante para ti. Así podrás ir limitando tus respuestas “reactivas”, tu reacción en forma de tiempo y energía a cosas que realmente no son ni importantes ni tan urgentes.
En las relaciones de pareja pasa igual. Si no le das importancia a analizar y manifestar a tu pareja cuáles son tus necesidades, eso que necesitas hacer, oír o sentir para encontrarte realmente bien, estarás expuesta a lo que tu pareja decida. Tu papel entonces será reaccionar.
Si tu reacción es en positivo para la petición, cubierta o encubierta, de tu pareja, todo irá bien. Al menos en un principio. Porque es muy posible que internamente vayas haciéndote consciente, poco a poco, de que siempre estás reaccionando en positivo, y antes o después necesitas que se equilibre la balanza. Pero claro, si no has expresado tus necesidades de una forma que le llegue a la otra persona, es muy difícil que te sientas satisfecha.
Si por el contrario tu respuesta es negativa, se te etiquetará de reaccionaria, de que nunca estás a gusto con nada, de que no hay quien te entienda…
Por ello la otra posibilidad es mucho más beneficiosa para tu bienestar, y para el de los que te rodean:
2. ESTADO PROACTIVO
En este estado no se te va tanta energía en las consecuencias de lo que va sucediendo. Vives lo que has planificado para ti, lo que has expresado que necesitas, lo que tú has decidido que es importante para ti.
Siempre pueden surgir imprevistos, cosas realmente urgentes a las que tendrás que dedicar tiempo. Pero la diferencia es que tendrás más claro el criterio para decidir si es realmente urgente y requiere que le dediques tu energía ya mismo, dejando en un segundo plano tus prioridades.
Por ejemplo, un caso real:
Hace unas semanas trabajaba con una clienta que sentía la necesidad de irse de casa. Sin embargo, su padre había sufrido un infarto la primera vez que ella se fue de casa. Como consecuencia de aquello había decidido, dos años atrás, volver a casa (había una relación tóxica de base que en el momento actual ya tenía bastante identificada). Cada vez que planteaba en casa volver a independizarse, obtenía algún chantaje emocional encubierto por parte de su madre o de su padre. Se le pasaban los días reaccionando a esas necesidades que le hacían llegar sus padres. No era consciente de la imperiosa necesidad que tenía de rehacer su vida (tiene 35 años).
Descubrió que estaba en un estado reactivo en esta área de su vida. Fue consciente de que era el patrón que había tomado desde hacía muchos años en la relación con sus padres. Cuando tomó la decisión de determinar lo importante para su vida, y valorar la urgencia de las necesidades de los demás desde otra perspectiva, pudo realizar aquello que tanto deseaba y necesitaba.
Y a ti, ¿te está pasando algo parecido?
Te invito a que durante unos días te hagas consciente de estos dos estados en esa área de tu vida en el que te sientes más estresado. Si detectas comportamientos reactivos, procura sentarte y determinar tus necesidades y tus deseos. En definitiva, establece qué es lo importante para ti, y los plazos que necesitarías cumplir para sentirte bien.
Estaré encantado de comentar contigo tus reflexiones. Anímate a compartirlas abajo en los comentarios. Es anónimo si tú quieres, y al compartir crecemos todos.
Por si te anima, te dejo este vídeo en el que cuento rápidamente cómo lo estoy haciendo yo en este momento de mi vida.
Muchas gracias,
Eduardo.
Hola, Edu.
El ejemplo que expones es muy ilustrativo, y ayuda a evaluar en qué estado estás en general o en algún aspecto de tu vida.
Me he sentido identificada en lo relativo a la pareja, ya que a veces tiendo a expresar mis necesidades de una manera negativa, y es cierto que produce el efecto que comentas, es decir, escuchas de la otra persona decir que es muy difícil contentarte o hacer que estés bien, mientras tú sientes que tus peticiones son lógicas y están fundadas.
Me gustaría sugerirte un par de temas para tus próximos posts, que serían de mi interés, por si los consideras también del tuyo:
Qué hacer cuando no tienes un plan, es decir, cuando hay algo que quieres conseguir, y no eres capaz de trazar un plan para ello porque no hay camino bueno o fácil que te pueda llevar hasta él.
Cómo saber si quieres realmente algo, qué pistas te puede llegar a dar tu cuerpo.
Qué pasa cuando has jugado la mitad del partido de tu vida (rondas los cuarenta y tantos), con un balance positivo (es decir, conseguiste algunas cosas y otras no, pero las que conseguiste pesan más), y no sabes cómo seguir porque sientes que a partir de ahora ya no eres tan invencible como antes (si te echan del trabajo, tienes cierta edad para encontrar otro; si decides dar un cambio radical profesional o personal, puede haber obligaciones o personas que dependan de ti; si decides continuar porque estás bien, sientes que aún así te falta un plan B por si las cosas se tuercen…).
Gracias por adelantado.
Un abrazo, Ana.
Hola Ana.
Muchas gracias por tu comentario. Me alegra que te haya servido el ejemplo. A mí me pasa que a veces leo cosas y de primeras no las identifico conmigo, creo que a mí eso no me pasa… Sin embargo, cuando me lo presentan desde otro punto de vista, empiezo a ver mis patrones… Con el tema de ser reactivo o proactivo, y de diferenciar lo importante de lo urgente, se habla mucho a nivel de efectividad, empresa… Sin embargo, en nuestra vida personal también podemos aplicarlo y es igualmente útil. Respecto a los dos temas que propones, prometo tenerlos en cuenta. Buscaré la forma de aportar información útil para ambos.
Un fuerte abrazo. Te agradezco mucho tu participación. Compartiendo y mostrándonos vulnerables es la forma más fácil que tenemos para crecer.
Eduardo.
Hola Eduardo como siempre tu artículo llega en un momento clave,en estos días he estado reaccionando,dejándome llevar por la corriente. Buen clave a tierra,organizar mis prioridades,identificar que necesito e ir en busca de lo que quiero.
Se lo que no quiero,lo cual no es poco,estar serena y ser constante,perseverar ser como el agua que orada la piedra.
Hola Silvia.
Me alegra mucho que te haya servido. Saber lo que uno no quiere es un buen comienzo, pero es necesario hacer el esfuerzo de definir lo que sí quieres en tu vida. Imaginarte cómo te sentirás cuando lo tengas, qué cosas te dirás, qué verás en tu vida… Es una forma de hacer trabajar a tu cerebro a tu favor. Eso es una de las cosas realmente importantes, definir claramente qué queremos en nuestra vida para sentirnos bien. ¿Cómo quieres que sea tu vida para estar serena y ser constante?
Muchas gracias por tu comentario. Te mando un abrazo!
Buenas!
Cabrón que envidia, donde estás ¿? India, Thailandia indonesia ¿?
Que buenos lectores tienes que te sugieren los temas que quieren tan detalladamente.
Un saludo!!
Hola Kiko.
Estoy en Koh Phangan, una isla del sur de Tailandia. La verdad es que es un paraíso.
Y sí, me siento muy agradecido de tener gente que aprecia los contenidos que comparto y confían en mí para sugerirme nuevos temas. Gracias por tu comentario.
Un abrazo,
Eduardo.
Espero qeu no hayas visto mala intención, a veces me paso de impulsivo con poca confianza.
Es totalmente sincero y me alegro mucho por ti! . Y claro, me has recordado al calorcito y la humedad de los trópicos, ains que guay…
Un abrazo y disfruta!
Hola Kiko.
No vi ninguna mala intención, no te preocupes. Cuando nos exponemos en público, debemos estar preparados para todo tipo de comentarios, pero en tu caso no me sentí ofendido. Me sorprendió un poco tu impulsividad, pero me parece bien. Antes la hubiera criticado, ahora trato de permitirme a mí mismo más impulsividad.
Gracias por tus palabras.
Eduardo.