¿Te consideras una persona muy racional? ¿Le das muchas vueltas a la cabeza? En este artículo vas a entender el verdadero origen de tanta reflexión interior. Si quieres profundizar y entender bien por qué tu mente se activa tanto y te autosabotea, te recomiendo el libro Mente, ¡déjame vivir!
Cada persona es un mundo. Sin embargo, en lo básico no nos diferenciamos tanto. Por eso tendemos a incluirnos en grupos con determinadas etiquetas: están los extrovertidos, los responsables, los divertidos… y los mentales.
Indice de contenidos
1. ASÍ SOMOS “LOS MUY MENTALES”
En el grupo de personas que se identifican con esa etiqueta, en el que me incluyo, estamos las personas a las que nos cuesta dejar de pensar y frenar nuestra mente. Hay personas que tienen facilidad para desconectar de sus preocupaciones. Pueden finalizar una discusión y no volver a pensar en ella, o no adelantarse a lo que harán al día siguiente. A nosotros, ¡nos cuesta!
Es como si tuviésemos una gran base de datos y necesitásemos utilizar la mayor cantidad de información posible para estar tranquilos. ¡Qué estrés, pensarán algunos! Pues así es: estresa, y mucho.
Quizá no manifestemos ese estrés hacia el exterior. Hay personas, muy mentales, que aparentemente son tranquilas. Y es que el estrés que ocasiona tanta “hiperactividad mental” es un estrés interior.
Muchas veces no lo identificamos como estrés. Estamos tan acostumbrados a ser así, que lo vemos como algo normal. Se nos ha olvidado esa capacidad que teníamos, de niños, de olvidarnos de todas las preocupaciones y disfrutar de cada momento y de nuestra capacidad de improvisación ante lo que surgiese.
Si eres muy mental te sale sólo el hecho de recabar mucha información, pensar en lo que pensarán los otros, en lo que ocurrirá si pasa esto o lo otro, en por qué no hiciste algo de otra forma… Todos eso son procesos mentales que ocurren en tu mente. Y todos ellos generan unas emociones. Si los pensamientos son negativos, como suele ser habitual, generan emociones de frustración, tristeza, rabia, miedo…
Muchas veces no nos damos cuenta de esas emociones. Sólo nos percatamos cuando ya se han hecho crónicas, y se han convertido en estados emocionales. Es decir, cuando una emoción se ha repetido tanto que comenzamos a sentirnos así de forma habitual: tristes, abatidos, melancólicos, frustrados, incapaces…
2. ¿CUESTIÓN DE GENÉTICA?
Si te has dicho alguna vez: “Ya, pero es que yo soy así. No voy a cambiar”. Bienvenido al club. Yo también pensaba así. Sin embargo, es muy importante que tengas presente que no hay nada que determine definitivamente tu forma de ser. Nada. Ni la genética, que es algo que antes sí se pensaba que era determinante.
Es cierto que hay cosas que tienen influencia en tu forma de ser. La genética es una de ellas. Pero sólo eso, una. Hay más. Como tu entorno social, tu infancia, tu educación… Todas ellas han influido en cómo eres. Pero eso no implica que tengas que ser así para siempre.
Una persona que se define como incapaz de hablar en público, puede vencer sus resistencias y hablar en público. Una persona muy tímida puede adquirir habilidades para ser muy sociable. Tu cerebro tiene la capacidad de funcionar de otra forma y de desarrollar otras capacidades diferentes a las que ha desarrollado hasta ahora.
Tenlo muy presente: no estás determinado por tu genética, ni por tu infancia. Si te interesa este tema, te animo a leer el libro “La biología de la creencia”, del Dr. Bruce Lipton.
3. EL SECRETO
Las personas que nos definimos como “muy mentales” no significa que no seamos “sensibles”. Al contrario, generalmente somos personas altamente sensibles. Precisamente, debido a esta sensibilidad llegó un día en que decidimos protegernos.
¿Protegernos de qué?
Pues de algo que nos hacía daño. Algo que, en una época de nuestra vida en la que no teníamos las suficientes herramientas, no encontramos otra forma de sufrir menos que “blindando nuestro corazón” y dándole más importancia a nuestra mente.
Hacernos más racionales, pensar lo que íbamos a decir, lo que íbamos a hacer, por dónde íbamos a ir al salir del colegio… todo eso nos servía para protegernos. Así que comenzamos a especializarnos en observar, recabar información y manejarla a nuestro favor. ¡Ya no queríamos sufrir más!
Este proceso fue inconsciente, nada premeditado. ¡No somos fríos y calculadores! Simplemente necesitábamos protección. No sabíamos poner límites, no sabíamos decir “no”, no queríamos defraudar a nadie ni crear problemas en casa… Así es como comenzamos a priorizar la razón ante el sentimiento. Nos resultaba más seguro hacer caso a nuestra información racional que a nuestras emociones.
Por tanto, el secreto de las personas muy mentales es su más profundo dolor. Ese dolor que sintieron durante una época de su vida y que no compartieron con nadie. Esa sensación de no ser suficientes, de no ser aceptados, de ser raros o de tener que ser perfectos y no dar problemas. Cada uno lo vivió de una forma, y muchos a día de hoy mantienen su secreto en su mente subconsciente.
En mi caso, ese secreto estaba muy oculto y, por más que pensaba, no encontraba por qué era tan frío en las relaciones sentimentales. O por qué me costaba hablar sobre mi vida con mis nuevas amistades: ¿por qué siempre prefería que los demás hablasen y yo escuchar y dar consejos, sin querer contar mis preocupaciones?
4. ¿CÓMO AVERIGUAR EL SECRETO?
La única forma de que cada uno descubra su secreto es profundizar en su interior: el auto-conocimiento. Sin embargo, hay una trampa.
Si uno mismo trata de encontrar soluciones en su pasado, su mente subconsciente no le va a permitir explorar en donde debe explorar. Por una sencilla razón: porque duele. En una época de tu vida, aquellas situaciones que viviste dolieron. Y tu mente no quiere que vuelvas a pasar por eso. Tu mente no tiene en cuenta que ahora puedes tener otros recursos, otra visión de las cosas, y puedes tomar nuevas y mejores decisiones para ti.
Por ello, cuando trates de profundizar en tu auto-conocimiento, ten presente esta trampa del subconsciente. Hay libros y técnicas que te pueden ayudar, pero es muy frecuente que tus auto-sabotajes entren en juego.
Si ves que ser muy mental te está complicando la vida, haciéndote tener insomnio, dificultad en tus relaciones personales, o problemas físicos en forma de somatizaciones, no dudes en pedir ayuda a alguien que te acompañe a visitar esas zonas que tu mente subconsciente no quiere que visites. Si quieres más información que te aportará mucha claridad y estrategia para ir cambiando lo que te hace daño, no puedes dejar de leer el libro que autopubliqué y fue tal éxito que ahora lo distribuye Grupo Planeta en todas las librerías de España, y en Amazon: Mente, ¡déjame vivir! Puedes conocer las opiniones de los lectores aquí.
Muchas gracias por leer este artículo.
Un abrazo.
Eduardo.
¡Hola Eduardo!
Vaya chico, no dejes de sorprenderme, te cuento muy brevemente.
De pequeña era un niña muy risueña y alegre. Muy pocas veces sentía tristeza o enfado, por lo que tenia muchos amigos. En la adolescencia, cuando la identidad se está afianzando, esto es una gran ventaja social. Con 18 años tuve un incidente personal que la sociedad calificaba de vergonzoso y tuve que afrontar yo sola el problema. A partir de ahí, me volví muy mental, demasiado.
«Eres fría, directa y calculadora» me decían las personas más cercanas a mí. En realidad, como tu bien explicas, me estaba protegiendo. Con 36 años volví a despertar con otro punto de inflexión, y acercarme de nuevo a mi «mundo real», el de las emociones, en el que me muevo como pez en el agua. Si mis cálculos son buenos, con 45, me toca otro punto de inflexión (jajaja) y tan solo me quedan unos días. [Aquí lo dejo]
O sea que gracias por tu propósito, gracias por este artículo (que comparto) y quiero que sepas, antes de despedirme, que La Biología de la Creencia es también mi libro de cabecera (!!!) junto a Dejar ir del Dr. Hawkins y Matriz Divina de Gregg Braden. ¡Me apasiona el mundo de las emociones!
Nos vemos por el mundo 3.0 🙂
Hola Ana.
Gracias por compartir con nosotros parte de tu historia. Es muy curioso cómo una forma de protegernos puede alejarnos tanto de disfrutar de nosotros mismos y de nuestra vida. Te felicito por tu proceso, no es fácil soltar la coraza y permitirse descubrir las heridas que hicieron que renunciásemos a reconocer y entender nuestras emociones. Para mí, ahora son un gran aliado a la hora de tomar decisiones y de saber dónde estoy y qué quiero.
Estaré atento a tu próximo punto de inflexión! 😉
Un abrazo,
Eduardo.
Pd: Compartimos autores de referencia!
Hola Edu,
hasta este artículo tenía dudas de si era una persona muy mental, porque soy PAS y aunque le doy muchas vueltas a las cosas en la cabeza también soy muy impulsiva y emocional ¡menudo mejunje!
Después de leer tu artículo no me queda ninguna duda, porque me resuena mucho eso de que el ser muy mental es un refugio para esconder nuestro dolor. Al igual que Ana, recuerdo ser una niña muy alegre y risueña pero hubo un momento -en mi caso bastante antes de los 18 años- en el que dejé de serlo y empecé a esconderme bajo una máscara para no sentir dolor, yo lo llamo el modo «roca», que ni siente ni padece, pero sí padecía en silencio, y mucho…
Al igual que Ana (madre mía cada vez descubro más «coincidencias»), alrededor de los treintaymuchos hubo un punto de inflexión y algo me hizo abrirme de nuevo a la vida en total plenitud, decidí dejar salir mi verdadero ser, aquello que había tratado de mantener oculto por vergüenza o por no se qué creencia de que no estaba bien ser como yo era. Ya ves tú, ahora resulta que siendo como soy de verdad incluso inspiro a algunas personas…
En fin, que muchas gracias por iluminarme, y encantada de unirme oficialmente a este club de personas muy mentales.
Me encanta esta nueva etapa tuya, ya lo sabes, y estoy segura que vas a ayudar a mucha gente con tu experiencia y sabiduría.
Un abrazo enorme!
PD. Y otro para tí Ana, si acaso lees mi comentario 😉
Hola Maite.
A mí también me pasaba al principio: toda la vida definiéndome como muy sensible, y un día me entero que no es algo tan extraño y que hay mucho escrito sobre el tema de las Personas Altamente Sensibles (PAS). Pero a la vez, siempre me han dicho que era demasiado mental y racional. Veía ambas situaciones como contradictorias. Hasta que empecé a investigar más sobre las personas altamente sensibles, y entendí muchas cosas.
Aún hoy se me va la tendencia a bloquear la intuición, las emociones, y tratar de racionalizar las cosas. Me acostumbré a necesitar mucha información, y eso me paralizaba mucho. Poco a poco, a raíz de entender el motivo de tanta búsqueda de protección, he ido expandiendo mi forma de ser abriéndome a ser más flexible, auténtico y vulnerable. ¡Y me encanta!
Como tú dices, es muy bonito ver cómo al empezar a mostrar aquello que nos atemorizaba (nuestra forma de ser, de sentir…), comenzamos a conectar mejor con las personas, a disfrutar aprendiendo con ellas y a ayudarlas a que su calidad de vida mejore. ¡Muy bonito!!
Como siempre te digo, enhorabuena por tu «Camino inverso»!
Un abrazo,
Eduardo.
Mi terapeuta me dice… Eres muy mental y yo me considero muy sensible.
Me super identifique wuauuu 😊 soy ambas 😁🥴
Resueno con todos 💓 Gracias por sus palabras me reconforta.
Hola Maite.
Me alegra mucho que hayas encontrado este artículo y que entiendas que se puede ser muy mental y, a la vez, muy sensible. Hay muchas personas que no lo entienden, y cuando nos califican como demasiado racionales, nos hacen sufrir porque creer que no somos sensibles y no nos molesta.
Si quieres más contenido, puedes seguirme en instagram: @eduardollamazares
Un saludo,
Eduardo.
Curioso que escribamos tanta persona altamente sensible por aquí… A mí me ha pasado al revés,por tener tan claro lo mental que soy, no terminaba de verme como altamente sensible y ha sido un proceso a través de mi hija, que lo es: altamente sensible, de espejo con ella, autoconocimiento e investigar y leer. Sí tengo muchos momentos en la infancia y más tarde que han favorecido esa coraza mental, y ahora voy abriendo y sacando emociones. Bonito camino en el que siento que me voy a quedar. Gracias por tu artículo, 😀
Hola Mariluz.
Sí,en internet ocurre como en la vida «real»: nos vamos juntando por empatía, por tener cosas en común… Sé que un porcentaje muy algo de mis lectores son personas altamente sensibles, al igual que yo. A mí me ocurría un poco como a ti: sabía que todo me afectaba mucho, me decían que era muy sensible, pero yo me identificaba más con «mental/racional» que con «sensible». Hasta que fui entendiendo el proceso que había tenido. Este camino del auto-conocimiento me ha dado mucho claridad y tranquilidad, y por eso disfruto tanto ayudando a otras personas en su proceso.
Muchas gracias por tu comentario, Mariluz.
Un saludo,
Eduardo.
Hola Eduardo,
Yo también era (y soy un poco todavía) de las que analizaba todo por el simple hecho de prevenir el posible daño que viniese. Daño que pese a eso, en ocasiones seguía apareciendo, así que dolor por ambos lados. Ahora con el tiempo, no sé por qué, porque yo no he tenido unos momentos clave para ese cambio (al menos no soy consciente de ello), ya no soy así. Veo que ese comportamiento de prevenir me daba mucha más angustia y ansiedad que si realmente pasaba algo. Ahora me lo tomo todo con mucha más calma y voy mucho más tranquila. De hecho ahora cuando veo a gente que tiene el comportamiento que tenía yo antes, me estresan!
Me gusta ver que no es que sea yo, que todos tenemos algunos patrones comunes de actuar 🙂
Gracias por la recomendación del libro, será mi lectura de febrero 🙂
Un abrazo.
Hola Ana.
¡Cierto! Es curioso cómo muchos de nosotros tenemos más facilidad para imaginar escenarios que no nos gustan, que para imaginar un resultado satisfactorio. Así nos generamos mucho sufrimiento anticipado e inútil.
Muchas gracias por compartir, y deseo que disfrutes del libro. Para marzo también te sugiero otro libro: ¡el mío! Estoy seguro de que te resultará interesante. Pronto os hablaré de él.
Un abrazo,
Eduardo.
Me siento tan identificada y además conforme iva leyendo más todavía .
he llegado a comprenderme a mi misma cosa que a veces no entendía porque reaccionaba de tal forma y he sentido alegría y varias sensaciones a la vez GRACIAS
Estaba leyendo tu texto porque quería saber porque me había vuelto tan mental cuando yo antes no veía las cosas como ahora las veo y disfrutaba más de todas ellas es como se me hubiera cerrado el corazón en ocasiones y no digo que no sienta pero como si me bloqueará a mi misma no sé explicarlo y al leerlo esto siento que debo buscar en mi interior pero vuelvo otra vez a caer en la incertidumbre de si sabré encontrar la respuesta cierta
Hola Loli.
Gracias por compartir con nosotros tus reflexiones e inquietudes. Me alegra mucho que mi artículo te haya dado claridad y entiendas mejor el origen de tu situación actual. Es normal esa incertidumbre, por eso es necesario una guía o un acompañamiento que nos haga nuevas preguntas, y nos haga mirar donde nuestra mente subconsciente no quiere que miremos.
Mi libro Mente, ¡déjame vivir! es una buena guía para entenderte y volver a crear una mentalidad que te permita disfrutar de la vida. Puedes encontrarlo aquí: https://www.eduardollamazares.com/libro-mente-dejame-vivir-2/
Deseo que emprendas el camino que te permitirá calmar tu mente y volver a amarte y disfrutar de la vida.
Si quieres que te acompañe en el proceso, contáctame.
Un abrazo,
Eduardo.
Hola Eduardo,
Muchísimas gracias por tu gran artículo. Empecé a buscar artículos para entender las causas reales del gran insomnio que tenía.. y que estaba provocado por la ansiedad. No tardé mucho en encontrarte y, desde el principio, me identifiqué completamente con tu definición de persona mental.
Pero no solamente eso. Quería agradecerte este artículo (aunque ya ha haya pasado más de un año) porque ha resonado muy fuerte conmigo. De pequeño sufrí un gran acoso escolar y bullying en diferentes círculos sociales. Ésto hizo que llevara conmigo recuerdos muy dolorosos y, como bien dices, recurriera a mi mente para alejarme de la realidad.
Muchísimas gracias, otra vez, por este artículo.. por poner en palabras lo que muchas personas hemos experimentado.
Un abrazo.
Hola Fran.
Te agradezco mucho tus palabras. Me alegra mucho que hayas encontrado este artículo y te haya transmitido comprensión e inspiración. Somos muchos los que sufrimos en la infancia, y no encontramos una mejor salida que esconder nuestra autenticidad detrás de ser una personas muy racionales, controladoras, y a la vez muy sensibles. Gracias por tu aportación.
Un abrazo,
Eduardo.
Genial articulo Eduardo !!! mil felicitaciones.
Todo lo que dices tiene un sentido rotundo.
Una joya de artículo.
Por cierto, tienes escrito algún articulo para personas muy emocionales o muy activas ?
Muchas gracias por tu aporte
Hola Xavi!
Me alegra mucho que te haya gustado. Respecto a lo que comentas, creo que te interesaría el artículo sobre rumiación mental y personas altamente sensibles que puedes encontrar en mi blog. Este es el enlace: https://www.eduardollamazares.com/alta-sensibilidad-rumiacion-mental/
Un saludo.
Eduardo
Mi terapeuta me dice… Eres muy mental y yo me considero muy sensible.
Me super identifique wuauuu 😊 soy ambas 😁🥴
Resueno con todos 💓 Gracias por sus palabras me reconforta.
Hola Raquel.
Bienvenida al club. La sensibilidad bien gestionada es un don, igual que saber gestionar y utilizar la parte racional.
Un saludo,
Eduardo.
Quiero salir de mi.mundo.mental.!! …. mi cuerpo lo.pide a gritos… y ya no se como !! Que hacer?????
Hola Eli.
Sé el daño que puede hacernos el daño mental. Si no lo has leído aún, te recomiendo que leas mi primer libro Mente, ¡déjame vivir! Si te gusta, el segundo te ayudará a pasar a la acción: Mente, ayúdame a decidir. Los puedes encontrar los dos en Amazon.
Y si ves esto antes del 22 de noviembre de 2020, te animo a que te apuntes al training gratuito que estoy preparando. Puedes hacerlo desde aquí: https://www.eduardollamazares.com/training-empoderamiento/
Un abrazo,
Eduardo.