Persona altamente sensible: ¿cómo dejar de sufrir?
¿Eres una persona altamente sensible? ¿Sueñas con dejar de sufrir por ser tan sensible? Si quieres sentirte mejor gestionando tu alta sensibilidad, debes saber que hay cosas que te ayudarán, y cosas que te pueden perjudicar.

Si me lees desde hace tiempo, ya sabes que soy una persona altamente sensible (PAS) y muy reflexiva. Eso me ha hecho sufrir mucho, y emprender un camino de autoconocimiento y crecimiento personal que me llevó a vivir de una forma mucho más saludable conmigo mismo. Por eso, decidí compartir mi recorrido y aprendizajes en mis libros Mente, ¡déjame vivir! y Mente, ayúdame a decidir, para que otras personas sensibles y/o reflexivas pudieran conocer lo que a mí me ha servido.
La Asociación de Personas con Alta Sensiblidad de España (APASE) organizó en junio de 2018 un Encuentro Internacional, en Madrid. Tuve el placer de acudir y compartir charlas y coloquios, al igual que presentar mi libro a los asistentes.
En este artículo quiero compartirte brevemente las conclusiones que saqué.
1. La ayuda del auto-conocimiento de una persona altamente sensible.
Todos los asistentes referían que les había ayudado mucho conocer que existe este rasgo de personalidad, basado en una mayor sensibilidad de su Sistema Nervioso Sensitivo.
En realidad, nada cambia en ti ni en los demás cuando lo sabes. Lo que cambia es la aceptación de ti mismo. Tienes algo que justifica todos esos momentos en los que te has sentido como un bicho raro. Te permite entenderte mejor, saber que no te quejabas de vicio, y que tus necesidades eran, y son, reales.
También te ayuda a entender a los demás: el hecho de que ellos no tengan este rasgo, explica que no empaticen tanto contigo, les cuesta entender esa alta sensibilidad a determinados estímulos, ese exceso de rumiación mental, y esa saturación que te producen algunas situaciones.
2. El beneficio del grupo para una persona altamente sensible.
Relacionarte con personas que te entienden, que saben lo que sientes en determinadas circunstancias, y comprenden por qué reaccionas como reaccionas es un gran apoyo.
Muchas PAS (personas altamente sensibles) acuden a reuniones que organizan las asociaciones de PAS de sus respectivas ciudades. Sé que hacen una gran labor. Todos los asistentes hablaban de los beneficios que estos encuentros tienen. Yo pronto acudiré a algún encuentro en mi ciudad.
Lo importante es que trabajan por fortalecerse unos con otros, con un propósito de bienestar, y no de aislarse del resto y dedicarse a honrar un «don especial» que les hace «diferentes».
Enhorabuena por ese trabajo desinteresado a todos los colaboradores de esas asociaciones.
3. huir del conformismo y el victimismo para dejar de sufrir en la persona altamente sensible.
La última conclusión que te quiero compartir es la que más me ha hecho pensar.
Durante los coloquios, hubo algunas personas que dejaron ver un halo de victimismo por ser PAS, y de conformismo por asumir que hay cosas que no se pueden cambiar.
Algunos de sus razonamientos eran:
¿por qué si tengo este rasgo, la sociedad no me comprende?
¿Por qué los médicos no lo conocen?
Ahora que ya sé que soy altamente sensible, es mejor que no haga esto y aquello…
Como tengo este rasgo, es normal que sufra cuando pasa esto o aquello…
Desde estos pensamientos mentales, es muy difícil mantener una fuerte autoestima, responsabilizarse de su propio bienestar, y establecer unas relaciones sanas.

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4. La importancia del poder personal cuando una persona altamente sensible quiere dejar de sufrir.
Hay personas que asumen que tener Alta Sensibilidad es un don para ellos, pero un problema para relacionarse con el entorno. En mi opinión, realizan un proceso parecido a cuando te dan un diagnóstico. Por ejemplo, «tiene usted migrañas». (Ver el enfoque para resolver migrañas: Vivir sin migrañas, de Séfora Bermúdez).
Hay personas que asumen esos «diagnósticos» como un defecto, un handicap que les va a acompañar para siempre. Al decirles que es algo que puede ser genético, que es innato en ellos, ya creen que no pueden hacer nada. Piensan que están vendidos a esa genética, y a aceptar las consecuencias que eso vaya trayendo en su vida. He aquí el conformismo y el victimismo.
Sin embargo, hay otras personas que asumen que ese rasgo de personalidad, o ese diagnóstico, puede ser gestionado de una manera muy diferente a la que lo venían haciendo hasta ahora. Para ello, deben aprender nuevas pautas, ahora que ya conocen el motivo y las consecuencias de esa característica suya.

Para mí, que busco siempre un enfoque de recuperar el poder personal que todos tenemos ante cualquier situación que no nos permita vivir bien, fue muy alentador ver las respuestas de los colaboradores del evento.
Es muy importante no permitir que ese conformismo nos lleve a recrearnos en una jaula de oro, en la que todos nos entendemos, pero que nos limita a disfrutar también en otros entornos.
Durante el evento tuve la suerte de charlar con Karina Zegers, coach especializada en personas con alta sensibilidad, y autora de varios libros de esta temática.
Es uno de los principales referentes en España, y me encantó comprobar que mantenemos ese mismo discurso de empoderamiento y aprendizaje de gestión de esta características que, ni es un don, ni es una tara.
Muchas personas me preguntaron si mi libro, Mente, ¡déjame vivir! está enfocado a personas altamente sensibles. La respuesta es que sin quererlo, lo hice.
Escribí mi libro para ayudar a aquellas personas que saben que sus pensamientos les hacen sufrir, paralizarse o alejarse de sus sueños. Algunas son altamente sensibles, otras bastante racionales, y otras simplemente desean conocer cómo poner su mente a su favor para seguir consiguiendo logros que saben que les permitirán crecer y disfrutar del camino.
Si te identificas con alguno de estos aspectos, Mente, ¡déjame vivir! te va a aportar mucha claridad y una estrategia para realizar los cambios que necesitas.
Si aún no has hecho el TEST DE ALTA SENSIBILIDAD, puedes hacerlo AQUÍ) Y si quieres leer más información sobre una de las características principales de las PAS: la rumiación mental, puedes leerlo aquí.
Un abrazo,
Eduardo.
Mis libros

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